A la fecha de este proyecto, el patrimonio amurallado de Elvas y Badajoz, uno de los conjuntos defensivos más singulares de la península ibérica, no había sido suficientemente conocido ni aprovechado como recurso cultural y turístico.
El proyecto tuvo como objetivo dar a conocer y conservar las fortificaciones abaluartadas de ambas ciudades, reconociéndolas como un recurso patrimonial único y estrechamente ligado a la frontera, incentivando a la visita conjunta Badajoz-Elvas. Para ello, se trabajó en su protección, en su reconocimiento a nivel internacional y en su transformación en un símbolo cultural y de identidad compartida entre ambos lados de la frontera. También se promovió su oferta turística conjunta como un destino transfronterizo y su papel como motor de nuevas actividades económicas vinculadas al turismo, la cultura, el ocio, los servicios y el comercio.
En concreto, se llevaron a cabo trabajos de restauración en el Fuerte de San Cristóbal, los fortines de San Mamede y Santo Domingo, y en varias puertas de madera en Elvas. Además, se diseñó un proyecto museográfico común para conectar y dar sentido al conjunto de estos elementos históricos, y se impulsó una estrategia turística coordinada para promocionar las fortificaciones de ambas ciudades.
Parte del contenido del proyecto museográfico se desarrolló en las edificaciones restauradas del Fuerte de San Cristóbal, creando un recorrido narrativo que las enlazó con los demás baluartes de Elvas y Badajoz. Con ello, se consiguió animar al público a descubrir y visitar el conjunto completo de estas fortificaciones históricas, entendidas como un patrimonio compartido.